Un lugar espectacular para desconectarse y disfrutar. Las instalaciones son muy bonitas y bien ambientadas, los espacios de estar con buena decoración y agradables. Las habitaciones amplias y confortables. El parque que rodea a las instalaciones maravilloso. Tuvimos la oportunidad de estar allí a los pocos días de haberse reabierto por motivo de los incendios pasamos cuatro días siendo los únicos huéspedes.
La atención del personal fue excelente haciéndonos sentir muy bien atendidos y cómodos en extremo. Las visitas y excursiones se adaptaron a nuestras necesidades a pesar de tener un poco de mal tiempo y bastante barro. Tuvimos un rico avistaje de fauna.
La gastronomía resultó regular, decepcionante en función de lo publicado.
Tuvimos algunos inconvenientes con las instalaciones, que pese anuestra solicitud no fueron resueltos: La pileta permaneció sucia, con algas y hojas todos los días, el agua bien verde solo un día hubo una persona trabajando. Dos días tuvimos problemas con el agua caliente, un día tibia y el otro fría.
Por otra parte, si bien está informado, la conexión WiFi (único medio de comunicación) es prácticamente inexistente. El ventilador de techo de la habitación es escaso, uno de los días con calor y humedad, estba insoportable.
Nuevamente queremos agradecer la excelente atención, y esperar que resuelvan nuestras observaciones.

Apenas llegar, ver los bichos por todas partes y olvidar. Olvidarse del dólar blue y de la inflación. Mucha fauna, aún con la sequía.
El lobby y los espacios comunes muy bien decorados y equipados. Pero olvidate del WiFi, casi inaccesible. Llevate un libro, tampoco hay tele.
Las habitaciones bien, amplias y bien decoradas. El baño... maso. Poca presión de agua.
El servicio, la atención y las excursiones muy bien.
No olviden esto: es una especie de todo incluido (aunque ellos no lo dicen, para que no te entusiasmes) y la propuesta gastronómica es la pata más floja del servicio. Los platos lucen bien pero no son sabrosos ni están bien condimentados.