Las habitaciones son cómodas pero la limpiezas a veces falla, como así también la reposición de toallas, si bien responden ante el reclamo la verdad que resulta una incomodidad. La atención en el restaurante de playa deja muchísimo que desear, pueden tardar más de 50 minutos en traer una hamburguesa, charlan, se toman todo el tiempo y en algunas oportunidades se olvidaron de pasar el pedido y el café nunca llegó. Mejoró un poco ante la queja con el gerente por la tardanza y falta de limpieza pero me parece que no es la forma, ya que uno va a descansar y paga mucho.