El mantenimiento deja bastante que desear (pintura, mantenimiento de maderas, agua caliente en la bañera que no funciona, ...) El acceso a las babitaciones es exterior, por lo que cuando nos ha llovido torrencialmente (3 días durante la estancia) quedas como una sopa al ir/venir de la habitación. La única cortesía es un litro de agua al día en la habitación, en vez de poner un plato de frutas frescas como en otros hoteles de esta categoría en el mundo (en el sitio que están por todas partes y no les costaría nada ponerlas. El buffet carísimo y muy pobre (de 3* máximo). Y sobre todo, le sugeriría a la dirección que indicara a los empleados que cuando se crucen con un huésped un "buenos días" es lo suyo. Durante mi visita por todo el hotel (trabajo en esto y es deformación profesional un recorrido de inspección) ni a mí ni a ningún huésped más nos saludó en ningun momento ninguno de los que estaban ahí. Se salvan las chicas de la recepción (en el momento de la llegada) y Dolores de la tienda Bois Flotté (un amor de persona)