Son cabañas de madera, típicas de la zona. En el interior de la selva. A lado pasa un arroyo, donde refrescarse, con una pileta natural. Todo hermoso, cero stress, silencio profundo, a la noche solo se escucha el correr del agua del arroyo.
La atención, desayuno y cena 10 puntos a cargo de Ana y Juliana, ellas siempre se rien, extraordinario el servicio. Precio acorde con todo.
También a 100 mts hay una hosteria de la misma empresa, con pileta de natación la que también puede ser usada por los que están alojados en las cabañas.
Lo único defectuoso es el camino de entrada, desde la ruta al complejo (1800 mts) que debe hacerse a paso de hombre, pero es parte del paisaje, hermosos. No hay mosquitos creo porque esta rodeado de citronellas.