Normalmente no se nos hubiera ocurrido ido a refugiar a este hotel a tan solo 1 hora de casa, pero en estos tiempos de pandemia y confinamiento, hace falta cambiar de ambiente. Es un lugar muy agradable, fresco (por las mañanas puede hacer calor, en las noches se puede poner frio). Ubicado sobre la parte alta de la falla de Alajuela en Pailas, se logra ver Heredia, San José y más allá. La comida es buena (puede ser mejor) y la carta de vinos muy aceptable. Cerca se puede visitar el volcán Poás, la zona de Fraijanes y Varablanca, las cataratas y los toures de café. Las villas familiares están en medio de un pequeño cafetal muy visitado por pavas, yigüirros, ardillas. A las 5 de la mañana me despertaba un pájaro bobo. El personal es muy atento siempre. Eso sí, una noche no es suficiente; hay que quedarse al menos dos noches para que el efecto relajante haga efecto