El edificio, un antiguo Palacio, es bonito. La habitación, suite, dejaba mucho que desear. El personal que atiende los desayunos es lento y poco profesional. Lo peor, la recepcionista, nos cobró 300 cuc por el extra de la suite y no nos hizo factura. Después de insistir nos entregó un recibo sin ningún dato fiscal del Hotel que pudiera justificar su pago y asegurarnos así que estábamos abonando la cantidad realmente al Hotel.
Lo único que valió la pena fueron los daiquirís que preparaba el amable Ariel del bar ubicado en el patio del Hotel.