Decir que fue una experiencia no muy grata. Llegamos a las 3:30 al lugar, y la primera mesera que nos atendió, era muy antipática y arisca... tras pedir la orden, nos cambiaron la mesera por una muy simpática y servicial. En cuanto a la comida:
- La picada muy buena (tableta nº2), he de decir que los cortes de carne son muy bien trabajados
- Empanadas demasiado pobres, medio vacías y el pan sin cocinar
- Pizza: el punto muy desfavorable de este restaurante, ya que no es pizza, sino una torta de pan crujiente, masa de galleta congelada para ser más exactos, recubierta de los ingredientes que, la mitad de camarones tenía buen sabor, pero desgraciadamente, la mitad “Pizza Argentina”, tenía aceite y grasa que goteaba por todas partes y hacía estropear el sabor que debía tener la carne. No deberían llamarle pizza, en primer lugar, y en segundo lugar, cuidar mucho más las condiciones de los ingredientes y aspecto de la misma cuando sale.
Precio, demasiado caro. Esta “pizza”, nos salió por $27... plato por el cual pagar $15-$18 sería más que justo.
Recomiendo solamente la carne, el resto no merece la pena