Sinceramente es muy complicado no darle la máxima puntuación. Y no tanto por el hotel que es difícil de catalogar. No puedo decir que es un 4 ó 5 estrellas al uso ya que no lo es. Es un hotelito de 5 casitas en una playa espectacular en la que en el momento de máxima ocupación había 6 personas en una playa kilométrica. La arena como la harina, el agua cristalina, el sitio es una pasada. Y las personas que llevan el hotel, Gaby y Frank, y el resto de empleados hacen lo posible para que el cliente esté encantado. Notas un trato diferente, más cercano que en otros hoteles.
Que algunos detalles de las habitaciones son mejorables, sí, pero de verdad que es lo de menos, lo que importa es donde está, el trato y la desconexión total que hay. Obligatorio ir a man o war, media hora andando o en kayak. Espectacular playa totalmente solitaria. Las dos veces que fuimos no vimos a nadie.
La comida, para lo que hay en Bahamas, en general muy buena. Quizás después de las críticas esperaba un poco más pero vamos muy bien.
Una noche nos llevaron a cenar a smoke pot y merece la pena. Lo pasamos muy bien, cantamos y bailamos. La comida floja.
En conclusión, el sitio es espectacular y dudo que en la isla haya un hotel mejor.
Con mucha pena nos hemos ido y esperamos volver algún día.
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