Hotel muy céntrico junto al castillo de Kilkenny. Las habitaciones son cómodas y amplias, aunque pasamos calor porque los hoteles irlandeses no están acondicionados para tales temperaturas. Sin embargo, la piscina es una posibilidad genial, especialmente si viajas con niños. El restaurante elegante y acogedor y el personal muy amable. Es una magnífica opción en una preciosa ciudad medieval.