El hotel se encuentra muy bien ubicado en el barrio latino, a unos cinco minutos a pie de la catedral de Notredame -ahí hacen parada los buses turísticos- y también esta cerca una estación del metro. Mucho mas cerca esta la universidad de La Sorbona, también tiene muy cerca restaurantes y bares. Su propietario es muy amable y te proporciona la información necesaria para movilizarte en París e ir a los sitios de interés, pero solo habla inglés, francés y alemán -este último no estoy muy segura-; sin embargo, existen ciertos días -y horarios- en que un joven llamado Nelson atiende en el hotel y habla perfecto castellano. La limpieza aceptable -en los baños compartidos podría mejorar-, no hay televisión pero quien la necesita estando en París! Si se va en un viaje de bajo costo te facilita muchísimo la vida, ya que es posible comprar alimentos, guardarlos en el refrigerador y cocinar en el hotel; también te permiten lavar y secar tu ropa, lo cual es sumamente importante si no llevas varios cambios, como cuando sales con tu maleta de mano o tu mochila. El desayuno aceptable, te llena, sirven croissant y baguettes con mermeladas, queso, leche, té, jugo y café. En la habitación donde me aloje no había aire acondicionado, pero hacía un frío en Paris en esa época -última semana de julio- que no era para nada necesario, sin duda un buen lugar para hospedarse tanto por su cercanía a sitios importantes como el Museo de Louvre y Notredame, como por sus facilidades para cocinar en el hotel y poder lavar y secar tu ropa.