El hotel se encuentra situado junto a la catedral de Almeria, pero la primera impresión a parte de la amabilidad de los recepcionistas es al abrir la puerta de la terraza de la habitación y ver que justo enfrente de ti tienes a la Catedral con toda su historia, impasible me gustó tanto que por las mañanas al amanecer me ponía en el terraza sentado en una silla a observar como amanecía. Ya solo por esto el hotel me tenía ganado.
La habitación es muy amplia, junto con el cuarto de baño y todo muy limpio.
La cama espectacular de 2 por 2m junto con un colchón perfecto y almohadas que eran muy cómodas (claro que esto es muy personal).
En la habitación encuentras también un ordenador pero no lo usamos, teniendo el móvil hoy día no me parece que haga falta, claro si eres un hombre de negocios supongo que opinaras de otra manera pero si vas de vacaciones como es mi caso no lo vi necesario.
Comida. Nos quedamos el primer día a comer y elegimos el menú que estaba con un precio bastante ajustado de 17€, un primer plato muy rico que consistió en ensalada de tomate con ventresca, verduras salteadas, de segundo un guiso de pescado con fideos y algo que nunca falla el jamón con huevos y patatas fritas los postres caseros, la relación calidad precio buena.
El desayuno. Tipo buffet variados tanto con comida salada como dulce y se les podía pedir los platos calientes a las camareras para que te los hicieran en el momento, para mi perfecto no falto nada de nada.
La única pega que le pondría es el aparcamiento que se encuentra a 300 metros andando pero que una vez que llegas al hotel y dejas las maletas para volver al parking es bastante lioso junto con las plazas de aparcamiento que son minúsculas.
Pero a pesar de todo el hotel es muy recomendable, no dudéis que volveré.