Es cómo una mansión andaluza de los años 50, muy tranquilo ya que tiene solo unas 20 habitaciones. Trato personal que es de agradecer. Las habitaciones recientemente renovadas, muy sencillas pero con todo lo necesario, tv y aire acondicionado. El desayuno es sencillo pero suficiente, eché de menos que fuera algo más casero. El entorno de la piscina es muy agradable, es como estar es la piscina de tu chalet. Buena relación calida-precio. El establecimiento cuenta con parking gratuíto, un detalle. Está a un paso de la playa y de la calle peatonal principal de la Carihuela. El hotel sólo tiene opción para desayunos pero en frente del hotel hay una cafetería que se llama Silvia donde puedes comer un menú del día casero y muy bueno por 9,50€