Varias amistades nos dieron opiniones no muy buenas de este lugar, nos ha sorprendido lo bien que hemos comido y el buen trato.
Nos trajeron unos vasitos de Salmorejo de fresa como aperitivo y estaba rico, cuando el camarero recogió los vasitos uno de ellos se cayó al suelo manchando un poco mi zapato, el camarero rápidamente me trajo unas Toallitas para limpiarme y pidió disculpas mil veces, fue muy atento, y eso son cosas que pasan, no le di importancia. La comida fue exquisita, ensaladilla de pulpo, rejo de pulpo y parrillada, a cada cual más rico, de precio es carillo pero merece la pena.
Especial mención a nuestro camarero, un hombre canoso con gafas de montura color claro, es excelente el trato que nos ha dado, cercano,simpático tico y sin perder la profesionalidad. Mi pareja y yo que nos dedicamos a la hostelería nos fijamos mucho en el trato y este hombre fue un 10. Volveremos sin duda.
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