Preguntamos antes de pedir si podían bajar el toldo, pues en la terraza hacia un sol criminal. Nos dijeron que sí, por eso nos quedamos. Volvimos a pedir que bajarán el toldo y nos dijo que estaba roto, que cuando tuviera un hueco vendría a intentarlo. Lo volvimos a pedir, y nos dijo que su compañera cuando tuviera un momento vendría a intentarlo. No vino. Pedimos hielo, pues las Coca colas estaban calientes y con el sol que hacía y sin un ápice de sombra, aquello era un líquido aguado y templado. Le vuelvo a decir lo del toldo y me dice que está roto y no sé puede. Y la verdad vimos que tiene un enganche, pensando que manualmente se podría. Pedimos gyozas, muy buenas. Un club sándwich, que resultó ser un bocadillo campero y una hamburguesa tex Mex (buena pero la presentación...se ve que la plancha no estaría muy caliente y adherida a la carne venía una espumilla marrón, nada apetecible).
Nos fuimos con una sensación de insolación y el cuerpo cortado. Una pena.