Fuimos un grupo de 4 amigos a cenar por la noche.
Desde el primer momento todo fue de maravilla. Pedimos diferentes platos para compartir: pan con tomate, croquetas de huevo (muy buenas), calamares, tomate con ventresca, huevos rotos con jamón…de entre todos, destacaría el tartar de Salmon. En cambio, pese a que la entraña estaba muy buena, la presentación con puré de patata no me parece la mejor opción, pero eso son gustos…
Es innegociable no pedir postre. Disponen de pocas opciones pero todas de calidad.
De una velada perfecta, hay un punto mejorable que sería que los asientos de la terraza (dónde cenamos) no disponen de respaldo, y ello es incómodo y no invita a quedarte y tomar un copa o dos tras la cena.
En resumen, un local con personalidad, con una excelente atención que te hace sentir muy cómodo. Cenamos bien a un precio más que razonable.
Volvería sin dudarlo.