Nos decidimos por pedir varias raciones, en vez del menú degustación. Creo que fue un acierto, tanto por las cantidades, como por el precio. Probamos la ostra, que es un diferente a la del menú degustación y nos gustó. Las croquetas pekín (excelentes). El plato "7 potencias": nos gustó mucho el caldo, pero los chipirones, gambas y pulpo quizás un poco insípidos, me da la impresión de que estaban solo ligeramente pochados en el caldo, les faltaba un poco de sabor. Los dumpling estaban buenísimos, la salsa de carabineros fantástica y el relleno muy potente, muy buenos. La presa ibérica, de lo mejor que probamos, conseguidísimo el toque ahumado y buenísima la salsa de mole. El pato al wok, muy rico el guiso.... pero nos faltó pato (muy poquitos trozos de pato para una ración). No somos muy de postres, pero probamos el plátano bruleé: excepcional, nos gustó muchísimo. Y como colofón nos tomamos un par de cocktails, nos dejamos aconsejar y acertamos. Con el postre tomamos uno con café expresso como base (buenísimo) y luego un Moscow Mule, de los mejorcitos que he probado en Madrid. Alguno de mis acompañantes también probó un gin fizz clásico y también excelente.
Nos atendieron de maravilla, nos explicaron lo que comíamos sin ser pesados ni pedantes. Un sitio para volver.
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