Comida sorprendentemente buena (gazpacho y entecot excelentes) y buena terraza. Lastima que tenga un Sheriff!.
Si un camarero Old School (el viejo de gafas) que se crece abroncando a los jovencitos que frecuentan la terraza.
No para, es el rey de la calle. Resulta incomodo, molesto y hasta patético verle liarla por cualquier chorrada (mientas el camarero joven saca el servicio porque entre brocas y pitis no le da).
Espero que sea el dueño porque salvo los chavales que le aguantan porque las copas deben ser las más baratas del barrio no hay quien soporte la vergüenza ajena que genera.
Ni una silla puedes tocar sin su supervisión, en el IKEA sería un crack!.
No repetiré pero me he reído un rato viendo al Sheriff en su salsa.