Hacía tiempo que queríamos ir y finalmente nos decidimos un sábado por la mañana. Tuvimos que esperar un ratito pero valió la pena, sin duda. Tomamos una bravas (espectaculares) y de bocadillos el Ricard Camarena y uno de los del día (tomate, queso y pesto), de los que disponen de dos tamaños para elegir. La combinación de sabores es realmente sorprendente, ya que los ingredientes están súper equilibrados y en cada bocado puedes disfrutar un poco de cada uno de ellos. En pocas palabras, un almuerzo de los que no te puedes quedar sin probar.
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