El hotel es un antiguo palacio, totalmente acondicionado con todos los detalles. Los espacios comunes evocan a la venecia mas esplendorosa, eso sí, con los acondicionamientos del siglo XXI.
Nuestra habitación no era muy grande (ya que era la mas normal) pero aun asi era estupenda: limpieza impecable, cama muy cómoda, albornoces, zapatillas, mini bar y baño de mármol con ameneties de gran calidad. Incluso hay paraguas en el armario por si necesitas hacer uso de el en la ciudad.
El desayuno se sirve en un precioso patio con un pequeño jardín. Buena calidad del buffet y sitio ideal para tomar un prosecco o un Spritz. Lo único malo es que el bar cierra bastante pronto para lo que son los horarios españoles.
Respecto al barrio donde se encuentra, Dorsoduro, para mi fue lo mejor. Barrio elegante, al lado de la laguna, a dos minutos del puente de la academia y rodeado de pinacotecas y otros negocios con encanto. Al lado del hotel se encuentra uno de estos negocios “Di-vino”, con preciosos cuadros que retratan Venecia, regentado por Dani, un chico gallego que os podrá aconsejar sobre sitios a los que acudir. Lo bueno que además tiene este barrio es que, al encontrarse algo apartado de San Marcos y Rialto, hay buenos restaurantes y bares de tapeo. Nosotros recomendamos “Calcina” para una cena especial en la terraza sobre la laguna ( a unos 200 metros del hotel), “Al profeta” para unas buenas pizzas en su patio interior y al ladito del hotel, osteria “Al squero” para tomarse unos vinos y tapas en la misma calle (estaba siempre lleno a la hora del vermú).