El hotel lo tiene todo. Una situación envidiable, ( la llegada en barca a la puerta de aguas fué magnífica), una decoración espectacular, una habitación preciosa y muy bien distribuida, limpieza, comodidad y sin ruidos. El personal muy profesional, amable y siempre dispuesto a resolver cualquier duda con agrado. En el restaurante la cena se convierte en un placer tanto por lo que sirven , como de la manera tan agradable como lo hacen. El Metre Adriano un auténtico profesional, así como todos los camareros, muy empáticos y cercanos. Volvemos!