Tenia grandes ilusiones de conocer este resort frente a la isla de ortigia en Siracusa. Los buenos comentarios de tripadvisor y las maravillosas fotos, hacían pensar que no nos podía sorprender. Nos costo un poco llegar, porque mi gps no tenia grabado el hotel y yo no tenia la dirección, una vendedora de un local cercano nos ayudo con la dirección y allí estábamos frente a la puerta, tocando timbre con toda la ilusión.
A partir de traspasar la puerta entramos en un paraíso atendido por Laura y Salvatore, el buen gusto en la decoración de los interiores y exteriores del hotel fue solo el comienzo de una maravillosa experiencia. La playa frente al hotel es la mejor que disfrutamos en nuestras cuatro semanas de paseo por el sur de Italia.
La terracita que da al mar con sus sombrillas blancas se transformo en un lugar ideal para disfrutar de buenísimos desayunos, dos almuerzos y una cena que fueron riquísimas y atendidas con toda simpatía y profesionalidad.
La ubicación del hotel es sobresaliente, tiene una playa privada hermosa, se puede llegar a ortigia en una corta caminata, y en una mañana fuimos camindando al parque arqueológico, principal atracción de Siracusa, de allí a las catacumbas y al museo arqueológico para volver caminando por las calles comerciales.
Laura y Salvatore lograron no solo una decoración maravillosa, sino además un ambiente muy especial que se traducia en su propia simpatía y también en la de todos los colaboradores, vimos que había mucha gente que repetia el hotel todos los años. Deseo que nosotros podamos volver a disfrutar de musciara resort en el futuro
Una tarde mientras disfrutábamos de un espumante con mi esposa en la playa, se acerco un camarero y nos dijo que Salvatore nos invitaba a dar un paseo en su lancha, dejamos el espumante y allí subimos al bote con otras cuatro personas y con la mascota Paddy, un hermoso labrador. Salvatore disfrutaba mostrándonos con orgullo su ciudad desde el agua, dimos un largo rodeo a la isla de ortigya y quedo tiempo para explorar grutas costeras y darnos un baño en el mar.
Al regreso nos esperaba el resto de nuestra botella de espumante con unas aceitunas tibias especiadas. Nos fuimos con el mejor recuerdo del musciara. Gracias Laura, Salvatore y todo el equipo.