El hotel es muy bonito, las habitaciones son sumamente amplias y super cómodas. Está rodeado de lindos jardines y lo más llamativo es la vista al hipódromo desde las habitaciones. Los balcones hacen las veces de palcos desde donde pueden verse las carreras o, en su defecto, el entrenamiento de los caballos y sus jinetes. Su ubicación es bastante alejada, imprescindible moverse en automóvil, combi o similar. . El desayuno fue de mi agrado pero muchísima gente congregada a la misma hora hizo que las filas para las 2 cafeteras disponibles fueran interminables. Me gustó el entorno natural del hotel y la comodidad de la habitación. Por la apretada agenda de mi tour, me fue imposible evaluar el resto de las instalaciones.