Es un bellísimo hotel, situado frente al mar. Detalles delicados y de confort caracterizaban a nuestra habitación, que tenía un pequeño balcón frente al mar.
La limpieza, la atención del personal y la calidad del desayuno, son sumamente destacables. Su ubicación era excelente, muy cerca del centro histórico. Quizá la única objeción era la falta de ascensor, complicado por las valijas, pero todo lo demás fue perfecto. Cuando llegamos nos agasajaron con un exquisito vino proseco. Lo recomendamos ampliamente.