El hotel es un impresionante edificio antiguo, elegante y lleno de historia en Siracusa. A pesar de los años tiene un perfecto mantenimiento. Las habitaciones son cómodas, la cama permite un excelente descanso. El baño es impecable. Desde el balcón de nuestra habitación podíamos ver el mar. El desayuno se sirve en un amplio y lujoso comedor, fue muy variado y exquisito, el personal muy amable y servicial, todo el tiempo atentos a lo que los huéspedes podíamos necesitar o reponer la mercadería que se iba acabando. En el mismo hotel se puede cenar y también ofrecen un happy hour muy bueno. Tiene estacionamiento para autos con un pequeño costo adicional. En un principio nos asignaron una habitación que tenía mucho olor a humedad, pedimos un cambio e inmediatamente nos cambiaron a otra impecable. A partir de nuestra buena experiencia, lo recomendamos sin dudas!