in duda lo mejor de este hotel es su ubicación, a un par de minutos de la plaza Dam. Nosotros no cogimos el tranvía para nada, ni siquiera para ir de la estación central hasta allí (10 minutos andando). El personal es súper agradable, no hablan bien español pero hacen que eso no sea un problema. El desayuno está fenomenal, leí por aquí que se basaba solo en un par de tostadas con jamón York y queso, un huevo cocido y poco más, y nada que ver. Para empezar es bufett libre, y es bastante variado: además de lo nombrado tienen varios tipos de cereales, de pan, yogur, zumo, café e infusiones, muffins, distintos sabores de mermeladas, nutella, mantequilla normal y de cacahuete, queso crema... En fin, en mi opinión más que suficiente. Que tenga la entrada por el bar a nosotros no nos supuso ningún problema, de hecho nos resultaba agradable llegar por la noche y tomarnos un par de cervezas antes de subir a descansar, e incluso comimos un par de días allí y fenomenal. Aconsejo este hotel sin ninguna duda y si vuelvo a Ámsterdam, repetiré!Más
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