Nos impresionó mucho este hotel, que estaba impecable de limpio y era agradable y ¡el baño era de 5*! Las habitaciones estaban decoradas con gusto y una gran atención al detalle. La comida en el restaurante también era de primera clase. Por suerte pudimos reservar una mesa, ya que estaba lleno cada noche (la mayor parte de la gente era de la zona). Nos gustó estar situados ligeramente fuera de la ciudad- pero muy cerca en autobús/tranvía. El gerente, Miguel, es un fan de los Beatles y lo pasamos genial cantando con él ¡hasta altas horas de la madrugada! Esperamos volver de nuevo en el mes de diciembre.
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