A un cuarto de hora caminando del centro. Decorado con guiños al cine, pero muy desangelado. Las habitaciones empiezan en la planta cuarta. Desayuno en la primera. Habitaciones reducidas, que se hacen incómodas incluso para colocar las maletas. Sin minibar. Mobiliario incongruente, sin armario. Limpio, pero no así el mantenimiento. No cambian las toallas. La impresión del cuarto de baño es que parece de hospital. Tv plana de unos 32”, sin canal en español, BBC News. Nosotros, y otros muchos del grupo, no pudimos acceder al wi-fi. Almohada con muy poco grosor (como en la mayoría de hoteles que visitamos en Noruega). Muchos enchufes. El desayuno es tipo buffet: no hay bollería (parece ser que no existe en los hoteles de este país), el tostador apenas tuesta, zumos muy mediocres, del expendedor de leche no sale leche sino crema. La cena, también buffet, es mediocre y con poca variedad. Imprescindible tomar el agua de grifo de Oslo: la mejor que hemos tomado en una ciudad. Personal correcto. Conclusión: no da la talla para que haya sido valorado como un hotel de cuatro estrellas.Más
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- Restaurante
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