La estancia en esta antigua casa, completamente reformada, nos resultó muy agradable. Más espacioso de lo que aparenta, el apartamento se sitúa en pleno centro de Ibla, en Ragusa. Se puede llegar fácilmente a pie a cualquier parte, y aunque no dispone de aparcamiento propio, frente a la casa hay siempre sitio de sobra.
El dueño, muy amable, nos dio todas las indicaciones a cerca del apartamento, de la ciudad, que visitar y a la mañana preparó un gran desayuno en el patio.