Nuestra estancia no fue tan idílica como la habíamos imaginado a partir de las fotos. El hotel es bonito, pero no nos pareció acogedor, ni tranquilo ni creemos que responda a un estándar de cuatro estrellas.
La habitación no era grande, pero tenía una cama king size y era cómoda. El baño era pequeño y tenía un aire demasiado "clínico", sin luz natural y con unos acabados muy torpes. En cuanto a la limpieza, teníamos la impresión que no limpiaban a fondo el baño cada día.
El bufé de desayuno no era muy variado pero sí muy apetitoso. A destacar las mermeladas inglesas, las confituras locales y la repostería.
El personal del hotel era "estirado", característica que nos sorprendió mucho porque teníamos una impresión muy grata de los sicilianos, siempre acogedores, después de dos semanas viajando por Sicilia y habiéndonos alojádo en otros hoteles de la isla.
La piscina resultó ser lo más decepcionante: es pequeña y el agua no está limpia porque la depuradora no estaba en función (suponemos que para evitar el ruido), de manera que lo habitual por la tarde era encontrar pequeños insectos flotando.
La parte peor, sin embargo, era que el hotel forma parte de un complejo para bodas, banquetes y otras celebraciones y cada noche ocupaban la zona de la piscina para organizar el bufé o el baile. Estuvimos cinco noches alojados y en tres de ellas nos costó dormir (un día llamamos a recepción a la una de la madrugada porque teníamos la impresión de que el speaker de la boda se nos había colado en el dormitorio). Eso sin contar que, si estabas por la tarde tumbado bajo un parasol, la tranquilidad se veía interrumpida por las constantes idas y venidas del personal montando las mesas y organizando el espectáculo de turno.