Un lugar olvidabe, al que quisiera volver. La simpatía del personal, el conocimiento de la historia. La tranquilidad. Un entorno espectacular, poder apreciar la extensión de la pampa. Soñar e imaginar las épocas pasadas, con humita y traje largo.

Hotel antiguo que ha sido remodelado. Lugar tranquilo y lindo. Tiene "pabellones" de baños donde hacen diferentes tratamientos con precios accesibles. Es bastante llamativa esa area y puede ser un poco tetrico ya que tiene aires de hospital psiquiatrico de los 50/60.- Contrate un servicio especial de baño de vapor con un facial por menos de 10mil pesos. Las piletas de aguas termales muy lindas y limpias. Recomiendo la experiencia, entendiendo que es un lugar diferente, no es un lugar moderno Tiene grandes salones para desayunar y cenar dentro del hotel. El desayuno muy bueno. Es mas un hotel para gente mayor. No recomiendo ir con niños.

Muy bien restaurado, manteniendo arquitectura original. Buen restaurante y a precio acorde al servicio. Creo que sumaría mucho agregar en las habitaciones un frigobar para poder tener alguna bebida fria. No llega el wifi a las habitaciones, lo que me obligó a trabajar en la biblioteca, que me cedieron amablemente, por el lapso que necesité silencio para hacer videollamada de trabajo. No hay TV en la habitación, lo que tampoco me preocupó mucho, ya que la idea era descansar en las aguas termales. Sin embargo, quiero mencionar que la música en la pileta exterior (que es preciosa) estaba altísima, resultó muy molesta, creo que es un hotel de descanso y no un boliche. Se podría escuchar linda música a un volumen normal. Estuvo tan desagradable que nos fuimos a las piletas interiores a buscar un poco de calma. El personal del spa excelente, fui muy gentilmente atendida y los precios de los distintos tratamientos son muy accesibles. Amé el lugar, volvería sin dudarlo, y me gustaría que los pequeños detalles que comenté puedan solucionarse.