Muy bien restaurado, manteniendo arquitectura original. Buen restaurante y a precio acorde al servicio. Creo que sumaría mucho agregar en las habitaciones un frigobar para poder tener alguna bebida fria. No llega el wifi a las habitaciones, lo que me obligó a trabajar en la biblioteca, que me cedieron amablemente, por el lapso que necesité silencio para hacer videollamada de trabajo. No hay TV en la habitación, lo que tampoco me preocupó mucho, ya que la idea era descansar en las aguas termales. Sin embargo, quiero mencionar que la música en la pileta exterior (que es preciosa) estaba altísima, resultó muy molesta, creo que es un hotel de descanso y no un boliche. Se podría escuchar linda música a un volumen normal. Estuvo tan desagradable que nos fuimos a las piletas interiores a buscar un poco de calma. El personal del spa excelente, fui muy gentilmente atendida y los precios de los distintos tratamientos son muy accesibles. Amé el lugar, volvería sin dudarlo, y me gustaría que los pequeños detalles que comenté puedan solucionarse.