Fuimos después de comer, y para nuestra sorpresa, había gente, pero podías moverte con tranquilidad y no había peligro de clavar la sombrilla en la barriga del vecino. Hay muchos peces y es un sitio ideal para bucear. El agua es cristalina y no es muy profunda. El ambiente era familiar y de parejas. La arena fina y blanca ¡Una maravilla!