Buen servicio (una de las camareras habla inglés y el dueño lo chapurrea) en un ambiente acogedor, recomendable para una cena romántica. Puede subirse un poco de precio según lo que se escoja de la carta, pero hay mucha variedad, comida de calidad y buenos postres. Si no se va muy hambriento, un plato con su correspondiente guarnición puede ser suficiente. En cuanto a la bebida, dispone de varias cervezas de barril y sirven un chupito de licor de cortesía al pedir la cuenta. En verano sirven en la terraza. Recomendable.
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