Decidí ir a comer aquí tras ver las valoraciones tan buenas que tenía y la verdad es que me ha sorprendido gratamente. Es un local pequeño, dentro solo tiene tres mesas, y gran parte es para take-away. Yo comí alli dentro y debo decir que desde el principio el recibimiento y la acogida fue muy dulce, agradable, profesional y cercana y eso que a mí no me agrada la atención empalagosa en los comercios. La comida buenísima, tomé una sopa de gambas con leche de coco y un rollo vietnamita de ternera, todo en su punto de picante, fresco y sabroso. Como postre me pedí un banana bread que estaba espectacular!! La dueña es encantadora, como yo estaba sola se acercó varias veces a hablar conmigo, me explicó cómo comer la sopa y me arregló los palillos para comer pues yo no sé usarlos, además acabó tomándose su café mientras hablábamos cordialmente, casi como dos amigas de siempre. He de decir que estuvo unos años trabajando en España, Alcoy, y eso siempre une cuando vas al extranjero. Al acabar les pregunté si sabían de alguien que fuera en dirección al puerto pues yo tenía que volver alli y estaba a una hora andando (que es como llegué al restaurante) y la dueña se ofreció y me llevó hasta el puerto en su propio coche, todo amabilidad y gran profesionalidad, además de una forma de ver la vida que encaja mucho con la mia. Si vuelvo a Seychelles no dudo que volveré a comer alli.
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