Cuando uno llega a Melbourne y se traslada desde el Aeropuerto al centro de la ciudad, se siente cierta decepción, por el congestionamiento vehicular, y porque se ingresa por el más frío de los sectores de la ciudad. Pero las cosas cambian cuando se llega hasta la zona en la esta ubicado el hotel Langham.
Situado en una de las zonas más turísticas y más agradables de Melbourne, el hotel se convierte en una linda experiencia cuando uno ingresa por la puerta principal del hotel, y luego cuando uno accede a la recepción. Con una linda fuente de agua de tres pisos -donde los turistas suelen arrojar sus monedas pidiendo sus deseos- y preciosos arreglos florales de sobrios pero contrastables colores, el ambiente tiene un encanto especial.
Las habitaciones son muy espaciosas, muy bien equipadas, con baños completos igualmente espaciosos y cómodos -con ducha y tina de muy buen tamaño- con una cama king size sumamente cómoda, escritorio y sillones de descanso. Realmente tiene todo lo que uno puede necesitar o desear para un viaje agradable.
El servicio de desayuno es impecable. En un comedor con una maravillosa vista al río Yarras y a la zona antigua de la ciudad -donde destaca la estación central del tren-, uno tiene una gran variedad de opciones para comer. Desde lo más saludable, hasta lo más tradicional, pasando por las mejores opciones para satisfacer al más goloso de los visitantes. La atención es...Cuando uno llega a Melbourne y se traslada desde el Aeropuerto al centro de la ciudad, se siente cierta decepción, por el congestionamiento vehicular, y porque se ingresa por el más frío de los sectores de la ciudad. Pero las cosas cambian cuando se llega hasta la zona en la esta ubicado el hotel Langham.
Situado en una de las zonas más turísticas y más agradables de Melbourne, el hotel se convierte en una linda experiencia cuando uno ingresa por la puerta principal del hotel, y luego cuando uno accede a la recepción. Con una linda fuente de agua de tres pisos -donde los turistas suelen arrojar sus monedas pidiendo sus deseos- y preciosos arreglos florales de sobrios pero contrastables colores, el ambiente tiene un encanto especial.
Las habitaciones son muy espaciosas, muy bien equipadas, con baños completos igualmente espaciosos y cómodos -con ducha y tina de muy buen tamaño- con una cama king size sumamente cómoda, escritorio y sillones de descanso. Realmente tiene todo lo que uno puede necesitar o desear para un viaje agradable.
El servicio de desayuno es impecable. En un comedor con una maravillosa vista al río Yarras y a la zona antigua de la ciudad -donde destaca la estación central del tren-, uno tiene una gran variedad de opciones para comer. Desde lo más saludable, hasta lo más tradicional, pasando por las mejores opciones para satisfacer al más goloso de los visitantes. La atención es muy buena, y el rango de hora de atención es adecuado.
Los ambientes para la hora del té o el bar, son muy cómodos y agradables. La piscina esta muy bien puesta. Tiene muy buenos salones para convenciones y recepciones de todo tipo, y tiene cuatro ascensores que hacen el tránsito rápido.
A pesar de ser un edificio antiguo está muy bien mantenido y decorado. Pero quizás lo mejor del hotel, aparte de todo lo bueno, es su ubicación, y las posibilidades que da a los visitantes de acceder a diversas zonas alrededor del hotel. Aparte de su ingreso principal, uno puede usar otros accesos que dan al centro comercial y al bulevar ubicado en la ribera del Yarras, donde uno puede encontrar todo tipo de restaurantes, cafeterías, tiendas, y facilidades, con diferentes opciones y precios.
Desde el hotel uno puede movilizarse con mucha facilidad hacia el centro de la ciudad, a donde se puede ir caminando cómodamente, y hacia otras zonas turísticas. Muy cerca está el estadio, el jardín botánico, el barrio chino, y muchas otras zonas turistaicas por donde se puede...Más
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