Fuimos a pasar el fin de año. Desde el primer momento el trato fue muy bueno. Pese a las restricciones, la cena de fin de año se organizó bastante bien.
La limpieza impecable, la comida estaba buenísima y no faltaba detalle.
Es un hotel en mitad del campo, para el trayecto lo idóneo es ir con coche no muy bajo, pues es una ruta campestre, pero MERECE MUCHO LA PENA. Aprovechamos e hicimos una ruta (desde el hotel hasta el pueblo Montecorto y vuelta al hotel) y las vistas son preciosas, es un sitio para desconectar y disfrutar de la naturaleza.
Hay que tener en cuenta, que al estar situado en esa zona, no llegas en 10 min a Grazalema Pueblo. Ahora bien, si la intención es relajarse, el Hotel dispone de todos los servicios para no tener que moverse de allí.
La comida de 10: la cena del 31 espectacular y la otra noche que cenamos alli relación calidad precio MUY SUPERIOR a Grazalema Pueblo.
Respecto a la habitación, nos alojaron en una de las "casitas" Que tienen en el exterior (aunque su capacidad era de 4 personas, éramos 2) y era tal cual como se puede ver en la página web del hotel y nada que objetar, era muy acogedora. Teníamos la opción de tomar algo en el patio/entrada que teníamos en nuestra habitación, o bien, tomar algo en el Salón principal del hotel.
Volveremos a ir sin lugar a dudas.