Desde el momento del check-in todo fue a peor. La persona que me atendió aunque hizo el trabajo para la cual fue contratada no fue capaz de proyectar o transmitir calidez y un buen recibimiento hacia el huésped. La habitación (332) fue un "insulto", al entrar abrimos las cortinas para encontrarnos con una pared solida de al menos 8 a 9 pies de altura, las únicas ventanas estaban ubicadas en lo alto de la pared lo que implica que en caso de incendio no hay ruta alterna de escape pues al estar tan altas no hay manera de poder accesarlas para salir de la habitación, obviamente la vista que teníamos era otra pared perteneciente al edificio contiguo. Fairmont debería replantearse la utilización de este tipo de habitaciones ya que no cumplen con los estándares de la bandera Fairmont y aun mas importante son una amenaza para los huéspedes en caso de emergencia. Cuando solicite un cambio de habitación la respuesta fue que pasarían la petición a los "managers" y que me llamarían en los próximos minutos para dejarme saber si mi petición era posible, nunca me llamaron. He sido huésped en otros hoteles Fairmont donde la experiencia ha sido excelente, tristemente la experiencia Fairmont en mi propia isla fue mediocre.