La eleccion de este lugar únicamente y estrictamente fue por la cercanía a la estación de autobuses ,que era hacer noche y a primera hora salir camino de Praga.la entrada principal no daba a entender lo que nos íbamos a encontrar dentro...una vez hacemos el checking y subimos al ascensor que ya empezaba la aventura...se abren las puertas y lo primero que se ven son esos pasillos larguísimos con moqueta manchada y puertas viejas , iliminacion de emergencia que sólo faltaba salir el niño del resplandor con el triciclo dándose un paseo, cualquiera se llevaba el llavero que parecia una rosquilla escala 1:1 de madera maciza. En cuanto a la habitación faltan adjetivos para poder describir aquel antro, muebles de la época comunista sin conservación alguna, al igual que la cama que no la habrán cambiado desde que hizo su apertura el hotel, las sabanas con pelos rizados, manchas sospechosas, que hasta Horatio Caine junto con su grupo quedarian alucinados de lo que puedan encontrar allí con sus luces ultravioletas . Todas las juntas del los azulejos del cuarto de baño de color negras-verdes. Menos mal que contratamos habitación con aseo, porque cualquiera sale al baño compartido por aquellos pasillos ...sin saber que te puedes encontrar alliMás
- Wi-Fi gratis
- Restaurante
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