Llegamos alrededor de las 8 pm y justo había 3 espacios en la barra. El lugar es muy acogedor, el servicio bastante bueno y los platos estaban muy buenos. Las porciones son algo pequeñas así que no es como para llegar con mucha hambre, pero si con ganas de comer algo rico, sofisticado y lleno de sabores.
Todo muy rico, pero me acuerdo especialmente de un sorbete que queso de cabra que estaba espectacular.
No es barato, pero tampoco una locura de caro.
Muy recomendable!
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