Las personas que atienden son amables. Las tinas calientes son fabulosas, sobre todo de noche. La vista es abierta y se ve el mar.
La Quinta de Los Nuñez, un lugar que se debe conocer, con música chilena en vivo, todos los Domingos de 12:30 a 19:30 y está a 1 minuto caminando desde el Hotel.
El estacionamiento está a unos 60 metros, es para unos 5 a 6 autos máximo. No es muy cómodo, ya que cuando llegas o sales, tiene que acompañarte alguien del hotel para abrir y cerrar. Las habitaciones son agradables. Hay dos en el segundo piso, cuyas ventanas tienen vista a una terraza espectacular. El problema es que esa terraza no es privada de las habitaciones ( lo que perfectamente podría ser), es común, por ese motivo, debes estar con las cortinas cerradas, ya que hay personas que están en la terraza y por ende, directamente a tu ventana, por lo que no es muy privado.
El desayuno tiene buen jugo natural y café de cápsulas, el resto es un poco básico. Al ser una casa antigua refaccionada, es linda, pero suenan mucho las maderas del suelo al caminar.