Este restaurante es realmente especial. Habíamos ido a Pula sabiendo que la comida en toda Istria se come mejor que en el resto del país, y este lugar cumplió nuestras expectativas probando solamente tres platos.
El ambiente de la zona por la noche es privilegiado.
La ensalada de pera y gorgonzola nos sorprendió por la potencia de los sabores por ellos solos y el equilibrio de todos ellos en un solo bocado.
El pulpo con crema de patata tenía una salsa del propio pulpo y verduras que nos volvió locos. El imprescindible del restaurante, seguro.
Finalmente el tartar de atún fue más flojo, tal vez falto de aliño... Pero dentro de los estandares de calidad.
Los postres no nos llamaron la atención, y eso supuso que la factura final fuera decente.
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