Desde que llegamos nos recibió Adri, la anfitriona y nos saludó por nuestros nombres y con calidez nos dio un abrazo. Luego nos mostró las habitaciones y desde allí fue una sucesión de detalles inolvidables, música suave, excelente limpieza en todas las áreas, pasión por la vegetación, espacios cuidados que te permiten relajarte en una especie de previa para la playa.
Los desayunos son preparados según tus gustos y son deliciosos.
Todas las personas que trabajan allí son muy amables y educadas, destacamos a Christian, Jonathan y Cristina.
Las habitaciones muy cómodas, iluminadas e impecables.
Repito estan en todos los detalles.
Sin dudas volveremos y recomendaremos.