El hotel no está en primera línea de playa, pero se llega por un acceso cómodo andando en 5 minutos. No es un hotel masivo, sino de unas 40 habitaciones, todas ellas villas con piscina privada que difieren en el número de habitaciones.
En la villa no se puede pedir más, piscina privada, cama balinesa, tumbonas, habitación de lujo con vestidor, escritorio y un baño grande con bañera de jacuzzi enorme y dos duchas, una exterior. El minibar es gratuíto salvo el cava.
Servicio impecable, un hall de entrada que parece la ciudad prohibida de Pekin, desayuno perfecto y abundante con especialidades balinesas o no, para todos los gustos y la piscina más increíblemente bonita que he visto en un hotel, rodeada por un estanque con plantas acuáticas y carpas.
Realmente, laúnica pega es que en las habitaciones más exteriores por la noche se oye mucho el ruido del tráfico, pero ni una más.
Espectacular, sin más.