Estuve con mi hija dos días, en pleno invierno. La ubicación de la posada es excelente, a una cuadra de los portones del casco histórico. La habitación es pequeña, pero para una estadía corta está bien. La verdad es que estuvimos poco en la habitación, sólo dormimos. Hay una sala en planta baja, con televisión y estufa a leña que es súper acogedora, y allí pasamos un buen rato leyendo y escuchando música. Durante el tiempo que estuvimos ahí, Sofía se ocupó de mantener la estufa encendida.
Creo que lo más destacable de la posada, además de la ubicación, es el buen trato, gracias Beatriz, gracias Sofía. Y además: el desayuno, variado y de muy buena calidad.