Las instalaciones son impresionantes. Sin embargo, es un hotel familiar, con muy poco turista, lo que puede llegar a ser incómodo en ocasiones por como te miran.
Dispone de una playa privada, pero al parecer no hay coral en ella (no lo comprobamos), por lo que para hacer snorkel tuvimos que contratar una excursión que nos ofreció el guía, mereció mucho la pena!
El bufet del hotel, el mejor que probamos en todo el viaje. Soy celiaca y fue el hotel dónde fueron más atentos conmigo respecto a esto en todo el país.
Nos quedamos solo una noche y nos dio pena que no fueran dos.
Merece la pena visitar la tienda del hotel, precios asequibles y la dependienta encantadora.