Es una posada sumamente tranquila, no tiene mas de 25 o 26 habitaciones, que si bien no son de grandes dimensiones, lo son suficientemente y justo de confortable de equipadas. La atenciòn es excelente y nos llamaban por nuestros nombres. Tiene una piscina sobre el fondo con vista y salida hacia la playa, donde posee varias sombrillas. Nos prepararon excelentes tragos. El restoràn posee un menù acotado, pero tiene comida fresca. Y el desayuno es muy bueno, ademàs tiene alimentos propios del Noreste brasilero.