Lugar de ensueño, frente al mar.
La posada hermosa, inmersa en vegetación
tropical, con jardines bien diseñados. Y las cabañas preciosas. Todo impecable, atención excelente. Personal muy amable. Con 2 piscinas templadas , restaurante, bar de playa, y lugarcitos para relajar.
Ofrecen opciones de comida variadas, a precios razonables. Desayuno bueno.
La playa es muy linda, pero no es tranquila, siempre con oleaje fuerte. Pero a pocos minutos caminando hay una zona de agua más calma, donde al bajar la marea aparecen las piscinas naturales repletas de peces. Una belleza. Pasamos 7 días inolvidables. Sin duda volvería.