El hotel es perfecto para descansar. Con un ambiente rústico y casi selvático, el interior del hotel y sus instalaciones permiten desconectarse instantáneamente del ruido de la ciudad y las preocupaciones. Todo esto no solo por estar literalmente a pasos (menos de 200 metros) de la playa, sino porque permiten un relax completo, ya sea en el área de comedor -cerrado o cercano al bar y la piscina- o bien junto a esta última, honda y perfecta para nadar (cuidado con los niños).
Las habitaciones son amplias y cómodas, las televisión deja un poco que desear, pero es un detalle: si uno va a descansar, la televisión pasa a segundo e incluso, último plano. En el segundo piso, el hotel cuenta con una sala de estar muy grande, con mesa de pool, taca taca, sector de lectura, televisión, juegos de azar y un rincón para los pequeños.
Respecto a la cocina y al bar, solo buenas palabras. La calidad del servicio y de los platos es lo mejor calificado del hotel. Recomiendo especialmente los platos con mariscos y las caipirinhas.
La playa de Lázaro, Sununga y Domingas Dias son perfectas para descansar y nadar tranquilamente. El agua es tibia y bastante transparente, aparte de tranquila, no hay peligro de corrientes y mareas. Lázaro tiene bastantes lugares donde comprar todo tipo de productos, desde restaurantes o mini markets.
Recomiendo absolutamente el lugar, pese a tener un elevado precio, especialmente en feriados y época estival. Volvería de todos modos, ya sea en pareja o con amigos.