Estuve alojado con mi familia 10 días en el Esmeralda Hotel y tuvimos una muy grata y placentera estadía. Para destacar: 1) Su cercanía al mar (está a metros de la Rambla de los Argentinos) y de la mejor zona comercial y gastronómica de Piriápolis; 2) la esmerada atención de sus empleados, especialmente de las chicas del desayunador y sobre todo de las mucamas (son excelentes en todo sentido); 3) La limpieza de todo el hotel y de las habitaciones. Todo estuvo siempre IMPECABLE; 4) Las instalaciones: dos piscinas, una exterior y otra interior (techada), con agua atemperada, de la cual disfrutamos hasta el cansancio luego de venir de la playa. Además hay otra piscina pequeña con hidromasaje, gimnasio, sala de juegos, amplia cochera descubierta, pero muy necesaria para dejar el auto al resguardo (es muy difícil conseguir estacionamiento en el Centro de Piriápolis), 5) Las habitaciones: me alojé en una cuádruple superior, muy amplia y con muy buen gusto en la decoración. Se trataba de dos habitaciones (cada una con su respectivo aire, placard y tv Led) unidas en un espacio común donde estaba el frigobar y una mesita de apoyo. La misma tenía dos balcones hacia el mar, así que todas las tardes veía al sol desaparecer sobre las aguas del mar (un espectáculo único), 6) el desayuno, tipo "buffet", con muchos panificados, tortas caseras, fiambres, jugo de naranja (no natural) y ensalada de frutas. Todo estaba muy rico, abundante y recién hecho.
Entre las críticas, destaco como esencial el tamaño y distribución del baño. En el caso nuestro no tenía bidet y sólo contaba con un "duchero higiénico de mano" que se activaba desde la ducha, lo cual era muy poco "higiénico" y poco práctico. Además cuando uno se duchaba el agua salía por fuera del receptáculo de la ducha(pese a la cortina) y al no tener rejilla por fuera teníamos dos opciones: o dejábamos el baño inundado o tratábamos de secarlo cada vez que nos bañábamos con las toallas del hotel (cosa que finalmente hacíamos). Otra cosa para criticar es que la cochera resulta insuficiente para la cantidad de autos que había en el hotel, razón por cual muchas mañanas los autos aparecían estacionados en cualquier lugar, incluso tapando la salida de otros vehículos. Quizás haría falta demarcar bien los lugares permitidos para estacionar o bien dejar las llaves de los autos en la recepción y que el hotel cuente con personal idóneo para moverlos a medida que se desocupen los espacios de estacionamiento. Una última observación: los primeros días la señal de WiFi era excelente en todo el hotel (incluidas las habitaciones). Luego, a medida que se fue llenando de pasajeros el hotel, ya no no se podía navegar.
Pese a estos pequeños inconvenientes, ¡sin dudas volvería a alojarme en Esmeralda Hotel!