Un hermoso lugar muy cerca del parque nacional Manue Antonio, las habitaciones son muy cómodas, el restaurante tiene una buena cocina, pero lo que sobresale es la atención de su personal, a nosotros nos atendió Alex y fue una experiencia sumamente grata. aparte tienen un santuario de guacamayas, y desde el restaurante pudimos ver guacamayas volando, todo un espectáculo